viernes, 5 de octubre de 2012

NO A LA DIETA FÚNEBRE

Algo que debemos tener en cuenta  a la hora de comer, es el origen de nuestros alimentos, se nos ha educado erróneamente pensando que las carnes son imprescindibles para una buena dieta, sin embargo en los vegetales encontramos todos  los nutrientes necesarios para tener  buena salud, por el contrario si analizamos el origen de la carne podríamos analizar las fases post-mortem que nos enseña la tanatología que es la ciencia que estudia los fenómenos de la muerte en medicina forense, un cadáver reciente presenta fases como la deshidratación de la piel y las mucosas, el enfriamiento, a rigidez cadavérica que se dá de 3 a 9 horas después de fallecido, la hipostasia cadavérica que es la acumulación de sangre por gravedad en ciertas partes del cuerpo(esto lo evitan en la industria cárnica desangrando al animal previamente), y luego la fase de putrefacción que es característico de un cadáver no reciente  donde hay flacidez, hinchazón cambio de coloración etc.


Si vamos al mercado podemos observar los pollos por ejemplo, donde algunos tienen las patas rígidas y otros las patas flácidas ignorando cual será el tiempo real de haber fallecido estos animales mal utilizados como alimento del día a día, donde las bacterias y fauna cadavérica se hacen presentes sin demora.         


 actualmente la ingesta de carne en las pirámides nutricionales se están disminuyendo considerablemente ya que la comunidad medica y científica están reconociendo  los altos índices de enfermedades relacionadas a la dieta cárnica, La OMS informa que podemos reducir los índices de mortalidad por cáncer eliminando el tabaco, creando un estilo de vida saludable y consumo frecuente de frutas y verduras pueden reducir dichos índices ya que se estima que de no tomar estas medidas los índices de mortalidad por cáncer pueden aumentar en un 50% para el 2020.
Los estudios epidemiológicos indican que el consumo frecuente de frutas y verduras pueden reducir el riesgo de desarrollar cáncer de origen epitelial, incluyendo los carcinomas de faringe, laringe, pulmón, esófago, el estómago, colon y cuello uterino. Según datos recientes del estudio prospectivo europeo sobre cáncer y nutrición (EPIC), sugiere que un consumo diario de 500 gramos (1.1. Lbs.) De frutas y vegetales puede disminuir la incidencia de los cánceres del tracto digestivo hasta en un 25 por ciento.

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